La muerte identitaria
La muerte identitaria
Entré en mi misma, me suspendí en mi interior, en El Colgado, XII, y me entregué al proceso alquímico.
Me entregué.
Un poco esperando que el universo tomara la ofrenda de mi sacrificio.
Lo estoy quemando todo, lo que no resista al fuego se destruye en La muerte, XIII, y yo, siento que muero, ahora mismo siento que estoy muriendo, estoy atravesando una muerte identitaria.
Lo dejo todo, hasta lo que no quiero dejar, por mi, por el.
La única forma de tomar coraje era no tener más reparo. Era enfrentarme a ese fuego así, desnuda, sin cobijo.
Todo al fuego, ya no había otra manera, las formas antiguas no tenían más espacio para seguir existiendo tal y como eran.
Y estoy sufriendo, como nunca antes, siento que muero, y en esa muerte tomo coraje.
Y el mejor consejo es morí, permitite morir.
Duele, extraño, necesito el cobijo, al fin y al cabo solo soy un ser humano.
Lo que quede de esta incineración será lavado en La Templanza, XIV, y se transformará, en una mejor versión que me permita estar donde soy, y ser donde esté.
Y ahí será sometido al calor de las cavernas en El Diablo, XV.
Volver a conectar, distintos, cambiados, calcinados y transformados, pero con el sentimiento que todo lo atravesó, todo, hasta el infinito.
Que este sufrimiento de hoy me lleve a estar donde pueda ser, y ser donde quiera estar...