La Flor del Ceibo

Nani

La Flor del Ceibo

🌺 La flor del Ceibo fue declarada flor nacional argentina el 22 de diciembre de 1942. Sin embargo su día se celebra cada 22 de noviembre, cuando los ceibales en flor incendian los bordes de ríos, esteros y pantanos con su rojo vibrante, como si la tierra ardiera de memoria.


Volví a leer la leyenda de la flor del ceibo y se me encendieron dos líneas de pensamiento que se entrelazan como raíces.

Por un lado el personaje de Anahí, que me recuerda poderosamente a las ninfas de la antigüedad.

Por otro lados las energías del Tarot que atraviesan su historia como una danza alquímica de transformación.


Vamos por partes.

🍃Anahí la joven guaraní, hija de un cacique, nacida en tierras ancestrales, vive en conexión profunda con la selva.  Es guardiana de su territorio, protectora silenciosa de su pueblo. No quiere casarse ni tener hijos. Tiene el canto de un pájaro y el temple de una guerrera. Cuando llega el invasor Anahí lucha. No huye. No suplica. Se entrega con el alma encendida, fiel a su linaje, a su tierra y a la libertad. La atan a un árbol para ejecutarla. Es consumida por el fuego... pero renace en flor. Una flor roja, canto, sangre, fuego y agua. Una flor que brota en los humedales.


🧚🏼‍♀️ Las ninfas son entidades femeninas ligadas a la naturaleza viva. Habitan donde la vida brota y también se esconde. No son diosas, pero tampoco humanas. Son presencias intermedias, deidades menores que encarnan la fuerza antigüa de la tierra, bellas, sensibles y a la vez, terribles y salvajes.  Las ninfas pueden ser protectoras o vengadoras. Pueden curar... o destruir.  Viven en el umbral entre la vida y la muerte, donde florece lo misterioso. Y eso es también, Anahí.

Habita la selva, custodia el territorio, canta como espíritu del río, y cuando llega la devastación, se alza con furia. Protege. Lucha. Muere. Renace. Los ciclos: vida, muerte, vida. 🌅


Anahí es, por qué no, una ninfa del Litoral. Flor del Paraná, llama vegetal que permanece.

El relato de Anahí también nos recuerda a las energías del tarot.  Cada momento de su historia está conectada con las distintas cartas: La Sacerdotisa (III), La Fuerza (VII), La Justicia (XI), El Carro (VII), La Muerte (XIII), La Estrella (XVII).

En su recorrido, Anahí realiza un proceso alquímico: del cuerpo al símbolo, del dolor a la transformación, de la muerte a la trascendencia en belleza florecida.


💧El ceibo crece en cursos de agua, pantanos, y lugares húmedos, escenarios propios de las ninfas y diosas silvestres. Donde el agua y la sombra nutren lo sagrado, ahí brota la flor de Anahí.



Su leyenda nos recuerda que la vida y la muerte no son opuestos, sino parte de un mismo pulso ancestral. Que las mujeres guardianas de la tierra -como las ninfas, como Anahí- no desaparece: se transforman en paisaje, en flor, en símbolo que no se rinde.

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